martes, 25 de diciembre de 2007
viernes, 16 de marzo de 2007
Periodismo y Derechos Humanos... una experiencia personal
-Concepción Villafuerte-
Quiero ubicarme desde el lugar de donde vengo, el estado de Chiapas, es el medio que conozco y del que puedo hablar.
Chiapas es el paraíso terrenal, de no ser porque padecemos el infierno de los gobiernos corruptos, prepotentes, ignorantes y con muchos otros calificativos.
En Chiapas conocimos el significado de las palabras Derechos Humanos hasta 1988, más de 40 años después de la Declaración de la ONU.
No sabíamos que pudiera existir la defensa de los Derechos Humanos y menos la prevención para evitar las múltiples violaciones que a diario se cometen.
La ignorancia sobre el significado de los Derechos Humanos, es una de las principales violaciones que prevalece. El hecho que los gobiernos propicien esa ignorancia, que no proporcionen los medios, la información y la cultura sobre los derechos humanos, es una acción deliberada para que los habitantes de este país no los reclamen.
Pero además de que no facilitan ese conocimiento, obstruyen las acciones civiles que promueven la educación y la defensa de los derechos humanos, esa es otra violación. Y es que, como saben que ellos son los únicos responsables de las violaciones, es evidente que traten de impedirlo.
Volviendo a Chiapas, fue en 1988 cuando a iniciativa de don Samuel Ruiz García, obispo de la diócesis, se convocó a un grupo de personas para formar un centro de derechos humanos, que a decir verdad, en esa época, los que participamos, sabíamos poco o nada sobre el tema. No teníamos ni la remota idea de lo peligroso que sería ponerse el membrete de “defensor” de derechos humanos en aquel ambiente tan peligroso.
Así pues, previas reuniones de organización y capacitación, iniciamos la militancia con la ingenuidad que es característica de la ignorancia. Es claro que teníamos a un super protector, la calidad moral de don Samuel era indiscutible y aunque todos los participantes éramos civiles, la comunicación que el tatic tenía con la corte celestial nos daba valor y nos lanzamos a la guerra sin fusil.
En un pequeño local de la casa episcopal un 19 de marzo de 1989 inició actividades el centro de derechos humanos Fray Bartolomé de Las Casas, fue como abrir un negocio donde se regala la mercancía, la clientela no se hizo esperar y llovían casos de toda índole, individuales y colectivos. Para ese entonces, el periódico que editábamos ya había sido bautizado por la represión, el 26 de julio de 1980, amaneció nuestro domicilio perforado por cientos de postas disparadas por cuatro escopetas calibre 16, que destrozaron la fachada de la casa y averiaron dos coches del estacionamiento, iniciaba su interinato el gobernador Juan Sabines. Lo extraño del suceso es que no sabíamos por qué de la agresión, nuestro pequeño periódico apenas si publicaba noticias locales y la mayoría sobre eventos de la sociedad coleta, después supimos que la agresión fue porque otro periódico había publicado algo sobre un funcionario talamontes y supuso este político agresor que nosotros habíamos enviado la información. Después de ese desagradable acontecimiento, no nos quedo ninguna duda que, hacer periodismo en aquel ambiente era peligroso, pero continuamos.
La creación del CDHFBLC, coincidió con el inicio del gobierno de Patrocinio González Garrido, uno de los más terroríficos gobernantes que ha habido en Chiapas. En aquellas fechas, ya había transcurrido seis años de constante represión del general Absalón Castellanos, que lo hicieron gobernador porque había sido el comandante de zona militar durante el gobierno de Juan Sabines y que tuvo mucho que ver con la matanza de Wolonchán, ese fue un crimen que quedó en la total impunidad.
Así fue que nos fuimos acostumbrando a publicar diariamente actos de represión, era evidente que nuestro periódico era muy pequeño, pero era el único que publicaba notas que el gobierno no podía controlar, además el trabajo que realizábamos en el Centro de Derechos Humanos, nos proporcionaba suficiente material para publicar.
Son muchas las formas de represión tanto para periodistas como para defensores de derechos humanos, van desde las simples amenazas verbales hasta el asesinato. En aquel Centro de derechos humanos que creamos, hubo de todo, el gobernador se atrevió hasta a encarcelar a un sacerdote, se hizo toda una movilización, aparte de la defensa legal, el clima de hostigamiento era demasiado.
De pronto, el 4 de enero de 1993, nos amanecimos con la noticia que el gobernador de Chiapas ya no estaba, en su lugar había un sustituto. Vaya dijimos, al fin se fue, pero todos coincidimos en que, Patrocinio González había violado la ley de gravedad, había caído para arriba, Salinas lo nombró Secretario de Gobernación, tal vez era el premio por haber “pacificado” al estado de Chiapas con sus técnicas terroríficas. Efectivamente, en 1993 ya no habían líderes, ni magisteriales, ni campesinos, ni luchadores sociales, quedaban algunos periodistas silenciados, otros en el exilio, y los que tuvieron menos suerte, en la tumba.
Durante el sexenio del general Absalón Castellanos, las detenciones eran masivas, brutales, cientos de campesinos fueron a la cárcel, cada vez batía su propio record, arrasaban comunidades enteras, en cambio con Patrocinio, la represión fue selectiva, puso especial empeño en escoger a los líderes o asesores, inventó leyes totalmente represivas, que se aplicaban a modo para que cualquier detenido resultara culpable. Todavía existe la “ley de sentencia suspendida” o “ley de proceso suspendido”, porque todo era bajo “el imperio de la ley”, se atrevió a decretar que los derechos humanos tenían que estar sujetos a la ley, obviamente la que él inventaba.
En 1993, con el gobierno sustituto, hubo una especie de relajamiento para todos los que sobrevivimos a ese “imperio de la ley”, pero la desconfianza no dejaba tranquilo a nadie. El 2 de febrero de ese año, la curia diocesana decidió cerrar el Centro de Derechos Humanos, no hubo ninguna explicación, sorpresivamente se nos comunicó tal decisión y entregamos las instalaciones a la “comisión” que enviaron para despedirnos. Jamás se nos ocurrió pensar que, los aguerridos “defensores” de los derechos humanos que nos enfrentábamos a los violadores con la única arma de la palabra, quedáramos de la noche a la mañana en la calle, sin la protección del tatic Samuel. Y nos preguntábamos ¿qué iba a pasar con los más de 300 casos que se ventilaban en el centro? No hubo respuesta, como gusanitos cuando los echan con dos palitos a la calle, así salimos de la curia. Nunca recibimos ninguna explicación, a pesar que nunca recibimos un solo peso de remuneración, el trabajo era totalmente gratuito.
Al salir por la puerta principal del curato, como si no hubiera sido suficiente nuestro despido, la frustración de dejar tantos casos pendientes, que en su mayoría eran jurídicos, porque se daba la defensa jurídica, se enfrentaban los juicios; con esa sensación de coraje o tristeza, encontramos a un compañero periodista que nos dijo: acaban de asesinar a Roberto Mancilla, un periodista que estaba siguiendo los casos de por lo menos una veintena de homosexuales que habían sido asesinados durante ese período de gobierno.
Hay veces que a los periodistas no los matan por lo que publican, sino por lo que suponen que saben que van a publicar y ese fue el caso de Mancilla, estaba haciendo investigaciones sobre la muerte de los homosexuales, que también quedaron en la total impunidad.
La lista de una decena de periodistas muertos durante el sexenio de Patrocinio González la están reviviendo, quién sabe cuáles son las intenciones del fiscal que dice van a continuar investigando esos crímenes, es evidente que el delito ya prescribió después de 17 años.
Pues estábamos en esa confusión de periodistas muertos, líderes encarcelados, que la clientela que dejamos pendiente por el cierre del CDHFBLC nos buscaba en la casa para que continuáramos con su caso, cuando surgió el primer indicio de la rebelión zapatista, aunque nadie dijo que eso era.
En una comunidad cercana a la ciudad, habían desaparecido dos militares, pero también desaparecieron los habitantes de la comunidad. Se hizo un gran escándalo, el ejército acusaba a los indígenas de haberlos secuestrado y asesinado, pero, como todos desaparecieron, no quedaron huellas. Obviamente todo ese escándalo fue publicado ampliamente.
En mayo de ese mismo año, se dio un enfrentamiento entre el EZLN y militares, éstos descubrieron un campo de entrenamiento, intentaron atrapar a los rebeldes pero lograron escapar. En este caso lograron controlar a la prensa, únicamente dos periódicos publicamos el suceso, La Jornada, El Financiero y Tiempo. Esto valió para que la Secretaría de gobernación hiciera una amplia aclaración, argumentando que no era cierto lo ocurrido, pero además, casi simultáneo fue el asesinato del Cardenal Posadas y la atención periodística se centró en el escándalo.
Ese año dejamos de padecer la represión del gobierno chiapaneco porque quien sustituyó a Patrocinio no tenía ni la menor idea dónde estaba sentado, todas las determinaciones se tomaban desde la secretaría de gobernación.
Entre la aparente tranquilidad y los raros acontecimientos había un clima de incertidumbre, era evidente que el gobierno sabía lo que estaba ocurriendo pero había menospreciado la organización indígena.
Llegó el 1 de enero de 1994, se nos acabó la vida. Todas las violaciones a los derechos humanos se cometieron en sólo 12 días. La ocupación militar, la suspensión de facto de las garantías individuales los allanamientos a las comunidades indígenas, las detenciones, interrogatorios, torturas y hasta desapariciones forzadas, todo, absolutamente todo quedó en la impunidad. Después de 1994, es otra historia.
La conclusión es que, sin querer, queriendo, nos involucramos en la defensa de los derechos humanos, mezclando la denuncia periodística, la defensoría jurídica y la participación en personal.
Es un mal consejo, pero en la realidad no se lo recomendamos a nadie, ni les deseamos que padezcan un solo momento desagradable por los que pasamos en aquella época. No ha cambiado la situación, pero ahora ya no lo sufrimos, simplemente lo enfrentamos.
Rinden homenaje a Amado Avendaño Figueroa
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) busca sumar esfuerzos para que el ejercicio periodístico en México no sea un oficio de riesgo, por lo que propuso a su Consejo la creación de una Relatoría de Defensores de Derechos Humanos y Libertad de Expresión, anunció su presidente, Emilio Álvarez Icaza Longoria.
Durante el Foro Periodismo y Derechos Humanos “Amado Avendaño Figueroa”, el titular de la CDHDF recordó la labor del comunicador chiapaneco, cuyo nombre lleva desde hoy la Sala de Prensa de esta Institución: “Un periodista que comprometió su vida, su ejemplo y su congruencia en la construcción de un México más justo para todas y todos”.
Dijo que al poner el nombre de Amado Avendaño a su Sala de Prensa, la CDHDF reconoce el compromiso de un hombre que fue y sigue siendo luz por su ejemplo, su trabajo, su trayectoria y su convicción, y manda un mensaje poderoso en los momentos que vivimos, donde ejercer el periodismo en México sigue siendo un oficio de alto riesgo; “no es casual, busca sumarse a los esfuerzos de periodistas y defensores de derechos humanos que quieren avanzar desde esa trinchera por la democratización del país”.
En presencia de Concepción Villafuerte Blanco, viuda de Avendaño, Elia Avendaño Villafuerte y Amado Avendaño Villafuerte, hijos del desaparecido abogado y periodista, el Ombudsman capitalino señaló la importancia de traer su ejemplo al contexto actual, en el cual organizaciones internacionales y nacionales ubican a México como el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo.
Recalcó que lo que está pasando en México en el ejercicio del periodismo es extraordinariamente grave, porque la libertad de expresión y el derecho a la información son pilares de la democracia. Apuntó que hay un escenario de impunidad en los casos de homicidios, agresiones y desapariciones de los periodistas y el mensaje que se manda es el de “los defensores indefensos”.
Mencionó que hay medios en el norte del país que han recurrido a la autocensura, obligados por las circunstancias, porque saben que no hay justicia que castigue al asesino, a quien los amenaza y eso denota la ausencia del Estado Democrático de Derecho. “Cuando se agrede a un periodista y no pasa nada es mucho peor en términos de la vigencia de nuestro régimen democrático”.
Advirtió que la alarma social sobre la gravedad de lo que eso significa no ha tomado el espacio que le corresponde, y debemos entender que tanto cuanto el oficio del periodista sea un riesgo, tanto cuanto nuestra democracia está amenazada.
A su vez, Blanche Petrich, periodista de La Jornada, relató que durante la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, la gestión jurídica de Amado Avendaño se complementó con el periodismo. “En una charla con él, me comentó que muchas veces llegaban los indígenas a la redacción, con los dientes entre sus manos, a denunciar las agresiones en su contra, unas veces a señas y otras sin poder hablar. Acudíamos al Ministerio Público, pero como no querían iniciar las investigaciones, el caso se publicaba en el periódico”.
Comentó que la construcción de la credibilidad ante los ojos de los indígenas fue una labor ardua del fundador del periódico Tiempo. “En 1994, el San Crisis Time fue epicentro de la labor periodística que cubría el fenómeno zapatista. El largo trayecto de este periódico fue en solitario y a contracorriente. Surgió la posibilidad de que este medio tuviera resonancia”, agregó.
El defensor de indígenas y periodista del pueblo, como lo calificó Blanche Petrich en mayo de 1994, Amado Avendaño fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la gubernatura de Chiapas. “Su propuesta rompía todos los esquemas de la política, pues pretendía instalar un gobierno provisional y convocar a una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Carta Magna para el estado, donde el pueblo fuera el protagonista. Era la única vía para lograr la paz”.
La periodista opinó que su pequeña revolución pacífica significó subversión pura para un régimen autoritario y violento, una vía para subvertir el sistema antidemocrático, que 13 años después subsiste a pesar de la alternancia. Por eso para el poder era indispensable eliminar la esperanza: eliminar a Amado Avendaño, afirmó.
Por su parte, la periodista Concepción Villafuerte Blanco, aseveró que la ignorancia del significado de los derechos humanos es una de las principales violaciones que prevalece. “El hecho de que los gobiernos propicien esa ignorancia, que no proporcionen los medios, la información y la cultura sobre los derechos humanos, es una acción deliberada para que los habitantes de este país no los reclamen”.
Además de no facilitar ese conocimiento, apuntó que otra violación es la obstrucción de las acciones civiles que promueven la educación y la defensa de los derechos humanos. “Saben que ellos son los únicos responsables de las violaciones, por eso es evidente que traten de impedirlo”, recalcó.
Villafuerte Blanco sostuvo que son muchas las formas de represión hacia los periodistas y defensores de derechos humanos las cuales van desde las simples amenazas verbales hasta el asesinato. “Hay veces que a los periodistas no los matan por lo que publican, sino por lo que suponen van a publicar, y ese fue el caso del periodista Roberto Mancilla, quien investigaba sobre la muerte de homosexuales en la entidad”, comentó.
Al referir la situación de la prensa chiapaneca desde el 19 de marzo de 1989, fecha de inicio de actividades del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, la periodista denunció el clima de hostilidad que caracteriza el ejercicio de esta profesión hasta la actualidad. “Sin querer, nos involucramos en la defensa de los derechos humanos, mezclando la denuncia periodística, la defensoría de oficio y la participación personal. No ha cambiado la situación, pero ya no sufrimos, simplemente lo enfrentamos”, dijo.
Jesús Ramírez Cuevas, periodista independiente y colaborador de La Jornada, se refirió al trabajo de toda la familia Avendaño Villafuerte, como ejemplo de equidad, entrega desinteresada y solidaridad, al rememorar el año 1994, cuando concurrió con otros reporteros jóvenes a cubrir el levantamiento zapatista.
Asimismo, señaló que poner el nombre de Amado Avendaño a la sala de prensa: “es un recordatorio para todos los que somos periodistas de que no sólo existe el periodismo al servicio del poder y que acepta sus reglas del juego como lo único posible. Hay voces, hay trabajo y hay dignidades que se expresan, a veces de manera oculta o soterrada, pero que ahí están”.
Ramírez Cuevas dijo que al lado de Avendaño Figueroa, a quien señaló como un ejemplo de héroe civil, por su ardua tarea de enfrentar el poder caciquil en Chiapas, en un tiempo en que tampoco existían las comisiones de derechos humanos: “estábamos aprendiendo de la ética que era trabajar para la verdad, para que se conociera la verdad, en que en eso no había precio, ni jerarquías, ni grandes personalidades”.
Por su parte, José Reveles Morado, periodista de El Financiero, reveló el atentado que sufrió Amado Avendaño el 25 de julio de 1994, desde el poder, como candidato a gobernador de Chiapas, del que salvó la vida, no así tres personas que fallecieron, y que en aquel momento fue catalogado como “un accidente”.
De acuerdo con las indagaciones que hiciera su propia viuda, Concepción Villafuerte, y que dio a conocer en septiembre de 2000, Amado Avendaño fue presa de la complicidad de su entonces contendiente por el PRI, Eduardo Robledo Rincón; quien fuera el procurador en ese estado, Jorge Enrique Hernández Aguilar, y al dirigente magisterial, Germán Jiménez Gómez, para asesinar al fundador del diario “Tiempo”.
Según documentó Villafuerte Blanco, en la cabina del tráiler que se utilizó para cometer el atentado, el chofer contratado dejó copias de las supuestas pesquisas oficiales, totalmente mal fabricadas, ya que los hechos ahí consignados no coincidieron ni en lugar ni en tiempo con lo que verdaderamente aconteció.
No obstante ese y otros ataques desde el poder: “Avendaño tuvo la suerte de vivir para contarlo y sería declarado, tras los comicios de 1994, gobernador de Chiapas en rebeldía”, recordó Reveles Morado, tras referirse al luchador social como “escribidor en armonía”, del que recordó sobre todo su carácter optimista.
Durante el Foro Periodismo y Derechos Humanos “Amado Avendaño Figueroa”, el titular de la CDHDF recordó la labor del comunicador chiapaneco, cuyo nombre lleva desde hoy la Sala de Prensa de esta Institución: “Un periodista que comprometió su vida, su ejemplo y su congruencia en la construcción de un México más justo para todas y todos”.
Dijo que al poner el nombre de Amado Avendaño a su Sala de Prensa, la CDHDF reconoce el compromiso de un hombre que fue y sigue siendo luz por su ejemplo, su trabajo, su trayectoria y su convicción, y manda un mensaje poderoso en los momentos que vivimos, donde ejercer el periodismo en México sigue siendo un oficio de alto riesgo; “no es casual, busca sumarse a los esfuerzos de periodistas y defensores de derechos humanos que quieren avanzar desde esa trinchera por la democratización del país”.
En presencia de Concepción Villafuerte Blanco, viuda de Avendaño, Elia Avendaño Villafuerte y Amado Avendaño Villafuerte, hijos del desaparecido abogado y periodista, el Ombudsman capitalino señaló la importancia de traer su ejemplo al contexto actual, en el cual organizaciones internacionales y nacionales ubican a México como el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo.
Recalcó que lo que está pasando en México en el ejercicio del periodismo es extraordinariamente grave, porque la libertad de expresión y el derecho a la información son pilares de la democracia. Apuntó que hay un escenario de impunidad en los casos de homicidios, agresiones y desapariciones de los periodistas y el mensaje que se manda es el de “los defensores indefensos”.
Mencionó que hay medios en el norte del país que han recurrido a la autocensura, obligados por las circunstancias, porque saben que no hay justicia que castigue al asesino, a quien los amenaza y eso denota la ausencia del Estado Democrático de Derecho. “Cuando se agrede a un periodista y no pasa nada es mucho peor en términos de la vigencia de nuestro régimen democrático”.
Advirtió que la alarma social sobre la gravedad de lo que eso significa no ha tomado el espacio que le corresponde, y debemos entender que tanto cuanto el oficio del periodista sea un riesgo, tanto cuanto nuestra democracia está amenazada.
A su vez, Blanche Petrich, periodista de La Jornada, relató que durante la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, la gestión jurídica de Amado Avendaño se complementó con el periodismo. “En una charla con él, me comentó que muchas veces llegaban los indígenas a la redacción, con los dientes entre sus manos, a denunciar las agresiones en su contra, unas veces a señas y otras sin poder hablar. Acudíamos al Ministerio Público, pero como no querían iniciar las investigaciones, el caso se publicaba en el periódico”.
Comentó que la construcción de la credibilidad ante los ojos de los indígenas fue una labor ardua del fundador del periódico Tiempo. “En 1994, el San Crisis Time fue epicentro de la labor periodística que cubría el fenómeno zapatista. El largo trayecto de este periódico fue en solitario y a contracorriente. Surgió la posibilidad de que este medio tuviera resonancia”, agregó.
El defensor de indígenas y periodista del pueblo, como lo calificó Blanche Petrich en mayo de 1994, Amado Avendaño fue candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la gubernatura de Chiapas. “Su propuesta rompía todos los esquemas de la política, pues pretendía instalar un gobierno provisional y convocar a una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Carta Magna para el estado, donde el pueblo fuera el protagonista. Era la única vía para lograr la paz”.
La periodista opinó que su pequeña revolución pacífica significó subversión pura para un régimen autoritario y violento, una vía para subvertir el sistema antidemocrático, que 13 años después subsiste a pesar de la alternancia. Por eso para el poder era indispensable eliminar la esperanza: eliminar a Amado Avendaño, afirmó.
Por su parte, la periodista Concepción Villafuerte Blanco, aseveró que la ignorancia del significado de los derechos humanos es una de las principales violaciones que prevalece. “El hecho de que los gobiernos propicien esa ignorancia, que no proporcionen los medios, la información y la cultura sobre los derechos humanos, es una acción deliberada para que los habitantes de este país no los reclamen”.
Además de no facilitar ese conocimiento, apuntó que otra violación es la obstrucción de las acciones civiles que promueven la educación y la defensa de los derechos humanos. “Saben que ellos son los únicos responsables de las violaciones, por eso es evidente que traten de impedirlo”, recalcó.
Villafuerte Blanco sostuvo que son muchas las formas de represión hacia los periodistas y defensores de derechos humanos las cuales van desde las simples amenazas verbales hasta el asesinato. “Hay veces que a los periodistas no los matan por lo que publican, sino por lo que suponen van a publicar, y ese fue el caso del periodista Roberto Mancilla, quien investigaba sobre la muerte de homosexuales en la entidad”, comentó.
Al referir la situación de la prensa chiapaneca desde el 19 de marzo de 1989, fecha de inicio de actividades del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, la periodista denunció el clima de hostilidad que caracteriza el ejercicio de esta profesión hasta la actualidad. “Sin querer, nos involucramos en la defensa de los derechos humanos, mezclando la denuncia periodística, la defensoría de oficio y la participación personal. No ha cambiado la situación, pero ya no sufrimos, simplemente lo enfrentamos”, dijo.
Jesús Ramírez Cuevas, periodista independiente y colaborador de La Jornada, se refirió al trabajo de toda la familia Avendaño Villafuerte, como ejemplo de equidad, entrega desinteresada y solidaridad, al rememorar el año 1994, cuando concurrió con otros reporteros jóvenes a cubrir el levantamiento zapatista.
Asimismo, señaló que poner el nombre de Amado Avendaño a la sala de prensa: “es un recordatorio para todos los que somos periodistas de que no sólo existe el periodismo al servicio del poder y que acepta sus reglas del juego como lo único posible. Hay voces, hay trabajo y hay dignidades que se expresan, a veces de manera oculta o soterrada, pero que ahí están”.
Ramírez Cuevas dijo que al lado de Avendaño Figueroa, a quien señaló como un ejemplo de héroe civil, por su ardua tarea de enfrentar el poder caciquil en Chiapas, en un tiempo en que tampoco existían las comisiones de derechos humanos: “estábamos aprendiendo de la ética que era trabajar para la verdad, para que se conociera la verdad, en que en eso no había precio, ni jerarquías, ni grandes personalidades”.
Por su parte, José Reveles Morado, periodista de El Financiero, reveló el atentado que sufrió Amado Avendaño el 25 de julio de 1994, desde el poder, como candidato a gobernador de Chiapas, del que salvó la vida, no así tres personas que fallecieron, y que en aquel momento fue catalogado como “un accidente”.
De acuerdo con las indagaciones que hiciera su propia viuda, Concepción Villafuerte, y que dio a conocer en septiembre de 2000, Amado Avendaño fue presa de la complicidad de su entonces contendiente por el PRI, Eduardo Robledo Rincón; quien fuera el procurador en ese estado, Jorge Enrique Hernández Aguilar, y al dirigente magisterial, Germán Jiménez Gómez, para asesinar al fundador del diario “Tiempo”.
Según documentó Villafuerte Blanco, en la cabina del tráiler que se utilizó para cometer el atentado, el chofer contratado dejó copias de las supuestas pesquisas oficiales, totalmente mal fabricadas, ya que los hechos ahí consignados no coincidieron ni en lugar ni en tiempo con lo que verdaderamente aconteció.
No obstante ese y otros ataques desde el poder: “Avendaño tuvo la suerte de vivir para contarlo y sería declarado, tras los comicios de 1994, gobernador de Chiapas en rebeldía”, recordó Reveles Morado, tras referirse al luchador social como “escribidor en armonía”, del que recordó sobre todo su carácter optimista.
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